- Solamente se permite 1 copia por cliente para que todos tengan la misma oportunidad de conseguir este título.
Casta registra en su obra la fugaz resurrección del reino animal y vegetal en el 2020. A la vez, consigna su propio regreso a las estructuras rítmicas y melodías etéreas que lo llevaron a crear música en un principio. No es casual que Casta admire la obra de Joaquín Orellana, quien aprovechalo que el medio ambiente guatemalteco le provee para crear sus útiles sonoros y sonidos particulares. También se percibe el legado de Orellana en los juegos de Casta con el compás, así como en el quiebre de cadencias tradicionales. “Lázaro” es quizás la nave insignia en esta travesía. El primer track reúne elementos presentes en el resto del álbum: la convivencia íntima con la naturaleza, profundidad rítmica, cierta delicadeza armónica. El álbum pareciera tener dos lados, dos rostros—a la mitad, un interregnum nos lleva a transitar entre la muerte y la vida. Ahí radica uno de los grandes aciertos de Lázaro: la diversidad emocional que Casta nos invita a sentir. Cuando salimos al otro lado de estos sonidos, lo hacemos con una sensación de ligereza y a la vez plenitud. Al hacerlo entendemos que en los mundos sonoros creados por Casta, habitamos tanto la nostalgia como el afán por el futuro.
-Texto por Rodrigo Fuentes