Al igual que en su debut en solitario, The Eraser de 2006, Yorke ha escrito un álbum de baladas pop encantadoramente sencillas, vestidas con efectos glitchcore afectuosamente retro de principios de siglo. Pero no hay duda de la angustia íntima de "The Mother Lode", "Truth Ray" e "Interference", donde se lamenta: "En el futuro cambiaremos nuestros números y perderemos el contacto".